Vivian Maier
- Tomar la calle
- 29/01/2023
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Vivian Maier nació el 1 de febrero de 1926 en Nueva York. Hija de madre francesa y padre austriaco. (Aunque siempre ocultó estos datos. Estos y todos los referentes a su vida. Cuentan quienes la conocieron que siempre pensaron que era europea y tenía un falso acento francés). Es una de las fotógrafas más influyentes de nuestro tiempo tras pasar toda una vida tomando fotografías desde el más absoluto anonimato. Niñera y empleada del hogar interna de profesión, llevó una vida errante, de casa en casa, a las que acudía cargando decenas de maletas abarrotadas de rollos de negativos por revelar, con fotografías que tomaba de forma impulsiva mientras desempeñaba su labor de cuidadora. Sus empleadores jamás supieron del contenido de las maletas ni mucho menos que fuera tan buena fotógrafa, si bien recuerdan que siempre llevaba una cámara de fotos consigo.
Su obra fue descubierta en 2007 por casualidad por el joven John Maloof, un aficionado a la fotografía que desde niño acudía a mercadillos y subastas y que, buscando fotos de Michigan para un trabajo en el que se hallaba inmerso, dio con sus fotografías en la casa de subastas sita frente a su casa. Al descubrir las bellas fotografías que se hallaban en aquellos negativos, buscó en Internet su nombre, pero no encontró ningún resultado. Comenzó a digitalizar sus negativos y cada vez encontraba fotos más y más maravillosas. Consciente de que sólo no podía, contactó con el Museo de Arte Moderno de Nueva York para ver si le ayudaban, pero no tuvo suerte. Decidió compartirlas en Internet. Y la respuesta de los internautas fue inmediata: todos se asombraron con la calidad y estilo de las mismas.
Pasados dos años, continuando su interés en la fotógrafa cuya espectacular obras estaba descubriendo en cada nueva tira de negativos que digitalizaba, realizó una segunda búsqueda en Internet y ésta vez si encontró algo: su obituario. Era 2009 y Vivian acababa de fallecer. Su descubridor había tenido una pequeña posibilidad de conocerla, pues cuando descubrió su obra, ella aún vivía. pero no desistió. Aunque no podría decirle que había encontrado sus fotos, necesitaba saber más de ella. Comenzó un arduo trabajo de investigación para intentar saber dónde vivió, si tenía familiares que pudieran contarle cosas sobre ella… y, tirando del hilo de algunos recibos que aparecieron entre los negativos y detectando algunas direcciones postales así como la dirección del estudio fotográfico en el que a veces la fotógrafa revelaba sus instantáneas, fue cuando llegó la sorpresa. Descubrió que no se trataba de ninguna periodista ni fotógrafa profesional: aquella mujer de gran talento para la narrativa visual era una niñera. Una niñera de profesión, fotógrafa aficionada, que aprovechaba su trabajo -cuidar niños- para pasar el máximo número de horas posible en la calle haciendo fotos.
Vivian Maier falleció sin ser reconocida. El gran reconocimiento de su obra llegó gracias a este joven inquieto, que vio el poder de su fotografía y quiso darlo a conocer al mundo. Con todo, Vivian Maier es hoy día uno de los máximos exponentes en fotografía urbana, con exposiciones póstumas por todo el mundo, varios libros editados e impulsados por el joven Maloof y una película documental que recoge su historia, con entrevistas a los niños que hace décadas cuidó (ya adultos), a los padres de estos niños que en aquel entonces la contrataron, a los empleados de los laboratorios donde reveló algunos carretes de fotos, y al único familiar lejano que aún vive, que jamás supo de las geniales fotografías que hacía, si bien cuenta que siendo adolescente, cuando en su pueblo sólo se veían cámaras en comuniones y bodas, ella iba por el campo con su cámara retratando a trabajadores rural. Algo muy poco habitual en aquella época. Gracias a John Maloof, esta gran desconocida está en todos los libros de historia de la fotografía.